Los alimentos con alto contenido de azúcar y grasa no solo afectan el peso, sino que también cambian la actividad cerebral en pocos días.
Un estudio reveló que la comida ultraprocesada modifica el cerebro en pocos días (Foto: iStock)
Consumir este tipo de productos con exceso de azúcar y grasa podría modificar el funcionamiento de nuestro cerebro en cuestión de días. Es por ello que un grupo de científicos llevó adelante un estudio para determinar cómo afecta el consumo de estos alimentos y encontraron que influyen en el sistema orgánico y de respuesta a la insulina.
Este estudio se realizó en Alemania y mostró que luego de cinco días de consumir comidas altas en calorías, los cambios cerebrales eran notorios. Los participantes sano comenzaron a experimentar una alteración en la forma en que el cerebro percibe los alimentos.
Los expertos encontraron que la actividad neuronal en áreas vinculadas a la satisfacción relacionada a la comida aumentaba después de ingerir chocolates y papas fritas. Esto explica por qué muchas personas encuentran difícil dejar de consumir este tipo de productos.
Otro punto clave en el estidio fue el impacto de la insulina en el cerebro. Esta hormona ayuda a regular el apetito y la cantidad de azúcar en la sangre. Pero en algunas personas con obesidad, la respuesta neuronal a la insulina se alteró, lo que podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
Este estudio también determinó qe el consumo de estos alimentos ultraprocesados impacta el cerebro en muy poco tiempo. Una alimentación a base de este tipo de comida chatarra, mostró cómo el cerebro de los participantes obtuvo alteraciones en áreas relacionadas con el control del apetito.
Las pruebas indicaron que los cambios cerebrales eran similares a los observados en personas con resistencia a la insulina y obesidad. Después de una semana, los efectos negativos no desaparecieron. La actividad en las zonas del cerebro encargadas de la memoria y el procesamiento de señales visuales de comida disminuyó en quienes habían llevado una alimentación poco saludable.
Para los neurocientíficos, la investigación sugirió que el cerebro ajusta su respuesta a la insulina antes de que el cuerpo registre un cambio en el peso del mismo. “El organismo se adapta a lo que consumimos de manera rápida y esto puede acelerar el desarrollo de trastornos metabólicos”, explicaron los expertos en salud.
Además, se encontró una importante conexión entre la ingesta de productos ultraprocesados y el deterioro de la función cognitiva. La doctora Claudia Suemoto, de la Universidad de São Paulo, recientemente presentó un estudio en la conferencia Neuroscience Next 2025, donde detalló cómo las personas que basaban su alimentación en estos alimentos experimentaban una reducción del rendimiento cerebral.
Según sus datos, aquellos que obtenían más del 20% de sus calorías de comida chatarra sufrieron un descenso en su capacidad de razonamiento un 28% más rápido. También mostraron una reducción en su habilidad para tomar decisiones en un 25% mayor comparado con quienes mantenían una alimentación más equilibrada.
Es por todo esto que los especialistas recomiendan disminuir el consumo de estos productos y que las personas opten por comidas basada en alimentos frescos, ya que el impacto negativo en el cerebro es evidente incluso en períodos muy cortos.

Consumir este tipo de productos con exceso de azúcar y grasa podría modificar el funcionamiento de nuestro cerebro en cuestión de días. Es por ello que un grupo de científicos llevó adelante un estudio para determinar cómo afecta el consumo de estos alimentos y encontraron que influyen en el sistema orgánico y de respuesta a la insulina.
Los expertos encontraron que la actividad neuronal en áreas vinculadas a la satisfacción relacionada a la comida aumentaba después de ingerir chocolates y papas fritas. Esto explica por qué muchas personas encuentran difícil dejar de consumir este tipo de productos.
Otro punto clave en el estidio fue el impacto de la insulina en el cerebro. Esta hormona ayuda a regular el apetito y la cantidad de azúcar en la sangre. Pero en algunas personas con obesidad, la respuesta neuronal a la insulina se alteró, lo que podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
Las pruebas indicaron que los cambios cerebrales eran similares a los observados en personas con resistencia a la insulina y obesidad. Después de una semana, los efectos negativos no desaparecieron. La actividad en las zonas del cerebro encargadas de la memoria y el procesamiento de señales visuales de comida disminuyó en quienes habían llevado una alimentación poco saludable.
Además, se encontró una importante conexión entre la ingesta de productos ultraprocesados y el deterioro de la función cognitiva. La doctora Claudia Suemoto, de la Universidad de São Paulo, recientemente presentó un estudio en la conferencia Neuroscience Next 2025, donde detalló cómo las personas que basaban su alimentación en estos alimentos experimentaban una reducción del rendimiento cerebral.
Es por todo esto que los especialistas recomiendan disminuir el consumo de estos productos y que las personas opten por comidas basada en alimentos frescos, ya que el impacto negativo en el cerebro es evidente incluso en períodos muy cortos.
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