La frase "no hay plata" volvió a convertirse en el argumento central del Gobierno. La decisión es firme: no cederán en las demandas de los gobernadores, ni siquiera para debatir el tema en las comisiones correspondientes. Esto quedó claro tras una serie de reuniones tensas entre funcionarios técnicos y políticos, encabezadas por Santiago Caputo y Guillermo Francos.
El oficialismo, lejos de flexibilizar su postura, reafirmó su estrategia de recortar obra pública y avanzar con una reforma electoral que, aseguran, implicaría un ahorro significativo. La cifra proyectada por esta reforma alcanzaría los 3700 millones de pesos.
En la mañana del martes, los pasillos de la Casa Rosada estuvieron cargados de actividad. Funcionarios como Carlos Guberman y Martín Menem participaron en reuniones clave. Por su parte, Eduardo “Lule” Menem, asesor de Karina Milei, también tuvo un papel destacado al dialogar con Francos y otros líderes en busca de cerrar filas en torno a las prioridades presupuestarias del gobierno libertario.
Mientras tanto, Javier Milei se encontraba fuera del país, participando en el G20 en Río de Janeiro. Sin embargo, su ausencia no diluyó la línea de acción política: mantener el déficit fiscal bajo control. Los funcionarios dejaron claro que los pedidos de mayores fondos para coparticipación no tendrán lugar en las próximas negociaciones.
El debate sobre el presupuesto sigue abierto, pero sin fecha concreta. A pesar de las tensiones, el Gobierno insiste en defender su postura y evitar ceder ante las provincias. Todo indica que las próximas semanas estarán marcadas por nuevas negociaciones y posibles enfrentamientos políticos.