La crisis económica y la inflación llevaron al 18,1% de la población a la
indigencia en el primer semestre del año. Ni los programas de asistencia estatal
lograron frenar el deterioro en las condiciones de vida.
La indigencia afecta a 8,5 millones de argentinos: uno de cada cinco no cubre sus necesidades alimentarias (Foto: Prenoticia archivo)
La indigencia en Argentina alcanzó niveles alarmantes: 8,5 millones de
personas no logran cubrir sus necesidades alimentarias básicas con sus
ingresos mensuales. Esto representa el 18,1% de la población, según datos del
Indec. Este índice refleja un fuerte deterioro en la calidad de vida y
muestra una tendencia preocupante que afecta a todos los sectores, pero
especialmente a los niños y adolescentes.
Un factor que contribuyó a esta situación fue la pérdida de
puestos de trabajo. En el último año, 136.000 empleos asalariados
registrados en el sector privado, aquellos con mejores condiciones y sueldos,
se perdieron. Sin embargo, la cifra es aún más grave cuando se analiza el
empleo informal: se estima que unos 530 mil empleos no registrados también se
evaporaron en el primer trimestre del año.
La situación se torna más crítica entre los jóvenes. El
29,4% de los adolescentes de entre 12 y 17 años viven en
indigencia, y el porcentaje desciende solo ligeramente al 27% en los
chicos de hasta 14 años. Estos datos evidencian que el impacto de la crisis es
aún mayor en las generaciones más jóvenes, quienes enfrentan mayores
dificultades para acceder a una alimentación adecuada.
El panorama por regiones no es alentador. El Gran Resistencia encabeza
la lista de las áreas más afectadas, con un 38,6% de su población en
indigencia. Le siguen Concordia, con 26,4%, y Santiago del Estero-La
Banda, con 22,9%. El Conurbano bonaerense, uno de los conglomerados más
grandes del país, presenta una tasa de 22,7%. Solo el Gran San Luis y la
Ciudad de Buenos Aires se mantienen con un índice de indigencia en cifras de
un dígito.
En cuanto a los salarios, la pérdida del poder adquisitivo fue
significativa. Los sueldos informales, los más expuestos a la pobreza, se
encuentran 57 puntos porcentuales por debajo del ritmo de inflación,
según el último informe del Indec. Este deterioro se produjo en un contexto de
fuerte escalada de precios que, en los primeros meses del año, alcanzó un
ritmo de 4% mensual desde mayo.
Para intentar paliar la situación, el Gobierno incrementó los montos de la
AUH y la Tarjeta Alimentar por encima de la inflación en lo que
va del año. Sin embargo, las transferencias no fueron suficientes para evitar
un empeoramiento de las condiciones de vida. Ante estos números
alarmantes, se prevé que el Ejecutivo anuncie en los próximos días una
ampliación de la Tarjeta Alimentar y un refuerzo de las políticas de
asistencia social.
Este aumento en la indigencia supone una escalada significativa si se compara
con los índices de años anteriores. En el último año, 4,2 millones de personas
fueron incorporadas a esta categoría, lo que evidencia un incremento del
deterioro social en un contexto de crisis económica e inflación
creciente. Hace seis meses, la indigencia era del 12%, y un año atrás, del
9,3%.
El desafío de revertir esta situación parece cada vez más complejo. Desde
fines de 2017, la indigencia casi se cuadruplicó, pasando del 4,8% al 18,1%
actual. Las medidas económicas implementadas hasta ahora no lograron contener
el deterioro social, y la recuperación del poder de compra de los
salarios sigue siendo insuficiente para revertir el daño ocasionado por
la inflación y la pérdida de empleo.
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