El director Wingard logra al unir a estas dos criaturas legendarias y
simplificar una trama para enfocarse más en la acción y en el aspecto visual, es
algo que anterior entrega no pudo conseguir
Godzilla y Kong tendrán que unir fuerzas para derrotar a un nuevo enemigo | Warner Bros. Discovery
Crear una película donde el entretenimiento sea el principal protagonista es
muy difícil en nuestros tiempos. Las anteriores entregas como Godzilla (2014),
Godzilla II: el rey de los monstruos (Godzilla: King of the Monsters, 2019) y
Kong, la Isla Calavera (Kong: Skull Island, 2017), se esforzaron por
establecer un universo en el que estos dos monstruos puedan coexistir, pero a
menudo resultaban tediosas al intentar explicar en exceso lo inexplicable o al
tratar de desarrollar personajes humanos con los que el público pueda
identificarse, sin lograrlo.
En Godzilla vs. Kong se entendió por fin que su principal objetivo es
entretener, perpetuando de esta manera a la franquicia y expandiendo el mundo
de los monstruos al máximo.
Sus personajes y subtramas son bastante simples y apenas contribuyen al
desarrollo general de la historia, pero logran generar suficiente empatía para
que el público se preocupe por ellos y desee que tengan éxito.
Este enfoque es similar a la fórmula utilizada en la saga de Rápidos y
Furiosos (Fast & Furious), que ha sabido explotarla de manera exitosa. La
comparación no es casual.
Nuestra crítica es: Buena