Las compañías petroleras reducirán la velocidad de sus aumentos planificados con
el objetivo de acercarse al precio internacional de los combustibles
Esta decisión busca adaptarse a la realidad de los consumidores, quienes han
visto disminuir sus ingresos reales debido al aumento de los precios, y
relación a la crisis económica que atraviesa el país.
Las políticas implementaras por el nuevo gobierno resultaron ser una serie de
incrementos rápidos en los precios de los combustibles y el diesel en todas
las estaciones de servicio del país. Específicamente en la Ciudad de Buenos
Aires, YPF ajustó el costo de la nafta Premium en varias ocasiones: un 13% el
25 de noviembre, seguido de un 26,3% el 8 de diciembre y un adicional del 37%
el 13 de diciembre.
Posteriormente, el 3 de enero, se registró un aumento del 26%, y el 1° de
febrero, un ajuste del 6,5%, este último incluyendo una actualización por
impuestos. Como resultado, el precio por litro del combustible Premium
experimentó un aumento del 163%, elevándose de $349 a $918 en poco más de dos
meses.
Junto con la devaluación de diciembre y el intento de ajustar los precios
relativos liberando los que estaban controlados, el aumento en los precios de
los combustibles desempeñó un papel significativo en acelerar inmediatamente
la inflación que afecta a millones de familias.
Por lo tanto, ante la necesidad de desacelerar la inflación, el tema de los
ajustes frecuentes en los precios de la gasolina y el diesel ha captado la
atención oficial y entre reuniones el Gobierno le ha solicitado a
las petroleras que suban más lentamente sus precios.