"Aguas Siniestras", que su título original es Night Swim el cual traducido literalmente sería "Natación nocturna", es de las películas de terror más esperadas de todo el mes, pero ¿satisface las espectativas?.
En un intento por combinar fuerzas, Jason Blum y James Wan, dos pesos pesados del cine de terror, decidieron unir sus compañías, Blumhouse y Atomic Monster. El resultado de esta colaboración es "Aguas siniestras", un film que, lamentablemente, no logra destacar en un género donde ambos productores han sabido brillar por separado.
La trama nos sitúa en el verano de 1992, cuando una niña desaparece misteriosamente en la piscina de su casa. Ya en el presente, la familia Waller, completamente ajena a la oscura historia de su nueva vivienda, se muda buscando un nuevo comienzo. Ray (Wyatt Russell), un ex beisbolista con esclerosis múltiple, y su esposa Eve (Kerry Condon), junto a sus dos hijos, intentan adaptarse a su nueva vida. Sin embargo, pronto empiezan a experimentar inquietantes sucesos sobrenaturales relacionados con la piscina.
La dirección de Bryce McGuire, quien adapta su propio cortometraje, se enfoca más en generar sustos que en desarrollar personajes con una mínima capacidad de análisis. A medida que la familia Waller enfrenta una serie de eventos inexplicables –desde visiones hasta casi ahogamientos–, se vuelve evidente que nadie parece capaz de interpretar las señales que la casa intenta enviarles.
"Aguas siniestras" cumple con los elementos típicos del género, pero sin aportar nada nuevo ni sorprender al espectador. Con una narrativa predecible y giros esperados, la película se queda a mitad de camino, sin alcanzar el potencial que su combinación de talentos prometía.
En resumen, aunque la unión de Blum y Wan parecía una garantía de éxito, "Aguas siniestras" demuestra que no siempre la suma de grandes nombres resulta en un producto innovador. La película se queda flotando en la superficie, sin profundizar en el verdadero terror que su premisa sugería.
La trama nos sitúa en el verano de 1992, cuando una niña desaparece misteriosamente en la piscina de su casa. Ya en el presente, la familia Waller, completamente ajena a la oscura historia de su nueva vivienda, se muda buscando un nuevo comienzo. Ray (Wyatt Russell), un ex beisbolista con esclerosis múltiple, y su esposa Eve (Kerry Condon), junto a sus dos hijos, intentan adaptarse a su nueva vida. Sin embargo, pronto empiezan a experimentar inquietantes sucesos sobrenaturales relacionados con la piscina.
La dirección de Bryce McGuire, quien adapta su propio cortometraje, se enfoca más en generar sustos que en desarrollar personajes con una mínima capacidad de análisis. A medida que la familia Waller enfrenta una serie de eventos inexplicables –desde visiones hasta casi ahogamientos–, se vuelve evidente que nadie parece capaz de interpretar las señales que la casa intenta enviarles.
"Aguas siniestras" cumple con los elementos típicos del género, pero sin aportar nada nuevo ni sorprender al espectador. Con una narrativa predecible y giros esperados, la película se queda a mitad de camino, sin alcanzar el potencial que su combinación de talentos prometía.
En resumen, aunque la unión de Blum y Wan parecía una garantía de éxito, "Aguas siniestras" demuestra que no siempre la suma de grandes nombres resulta en un producto innovador. La película se queda flotando en la superficie, sin profundizar en el verdadero terror que su premisa sugería.
Temas de la nota